Desde hace algunos años, expertos e investigadores en el ámbito de la energía, están cada vez más de acuerdo en que los gobiernos deben tomar soluciones urgentes ante el importante descenso de la disponibilidad mundial de los recursos energéticos de los combustibles fósiles.
En este escenario, muchos países quieren situarse al frente de la carrera por nuevas energías que sean más respetuosas con el medio ambiente y que faciliten la anhelada independencia energética.
En España, la energía solar
podría ser una de las más rentables de Europa, teniendo en cuenta la
irradiación anual que recibe nuestro territorio. La energía fotovoltaica tuvo
en nuestro país un despegue sin precedentes. En 2004, esta tecnología aún era
inmadura y el desarrollo productivo era insuficiente para alcanzar los objetivos
de potencia instalada, marcados por la UE y el Plan de Energías Renovables
2005-2010. La legislación cambió rápidamente para dar impulso al sector, se
establecieron elevadas primas a la producción y unas tarifas reguladas muy beneficiosas para
los productores de esta energía. En pocos meses se superó el objetivo de
potencia instalada fijado por la ley, de 400 MW
para el 2010, pasando de 144 MW instalados en 2006 a 1.600 MW instalados
en 2007. Este gran incremento llevó a España a ser líder mundial en potencia
fotovoltaica instalada.
Ante el espectacular
crecimiento, el marco regulatorio estatal energético, el mismo que propició un
intenso desarrollo del sector fotovoltaico en los últimos años, situando a
nuestro país entre los primeros mercados mundiales en el 2008, ha sido
revertido por el Gobierno en sus planes y medidas urgentes, comenzando a
cambiar de manera más restrictiva para intentar controlar la evolución del
sector. En el Real Decreto 1578/2008, de retribución de la energía solar
fotovoltaica se reduce drásticamente las tarifas y se limita la potencia anual
de las instalaciones. Desde el año 2008, numerosas
leyes que afectan a las energías renovables, se han ido sucediendo a rápida velocidad, y limitando cada vez más el crecimiento del
sector, dejando fuera de plazo el registro de instalaciones y creando una
situación en la que éstas no pueden recuperar la rentabilidad ni ser
competentes en las tarifas. A pesar de esto, cabe destacar que otras energías no reflejan en tales tarifas,
los costes medioambientales y sociales que suponen. El 27 de Enero de 2012 se
aprueba el RD 1/2012, por el que se procede a la suspensión de los
procedimientos de preasignación de retribución y a la supresión de los
incentivos económicos para nuevas instalaciones de producción de energía
eléctrica a partir de cogeneración, fuentes de energía renovables y residuos.
La energía fotovoltaica es
la que más está sufriendo los recortes a las renovables en España, dejando una
situación verdaderamente dramática para miles de empresarios y de inversores
que lanzaron sus proyectos al amparo de unas ayudas estatales y que ahora se
ven imposibilitados incluso de hacer frente a los créditos con los que
realizaron estas inversiones y que fueron asumidos en base a las tarifas de
inicio,que fueron garantizadas por el gobierno. La desconfianza en la seguridad jurídica y la
legislación en nuestro país han provocado además que muchos inversores
extranjeros den un paso atrás en lanzar sus proyectos en nuestro territorio,
algo que nuestra economía no puede permitirse.
Sin embargo pese a la
situación en España, la energía fotovoltaica sigue creciendo a escala mundial. Según los últimos datos de
la EPIA (Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica) son ya 100GW de
potencia instalada a escala mundial, lo que equivale según dicha fuente, en el
periodo de un año, a la energía eléctrica producida por 16 centrales de carbón o 16 centrales
nucleares de 1 GW y a un ahorro de unos 53 millones de toneladas de CO2.
La energía fotovoltaica está
haciendo frente a sus principales problemas, por un lado, el coste de la fabricación
tecnológica y por el otro, la búsqueda de sistemas de almacenamiento que
permitan un aprovechamiento más rentable de dicha energía. Los costes económicos y
medioambientales para obtener los paneles fotovoltaicos se han ido reduciendo gracias
a la llamada curva de aprendizaje en la
implantación de esta tecnología, y a la inversión en I+D+i que están haciendo
muchas empresas para obtener células fotovoltaicas con procesos de fabricación
menos complejos y costosos y que requieran una cantidad mucho menos elevada de
la materia prima.
En Europa se está
desarrollando el Proyecto Kestcells, por el cual se pretende la creación de una
red científica que trabaje sobre tecnologías fotovoltaicas avanzadas de
película delgada, que cumplan con los requisitos de rentabilidad, eficiencia y
sostenibilidad. Las investigaciones se centran en un nuevo mineral, la
kesterita, formada por cobre y cinc, para la producción de las cédulas solares.
El Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas en Argentina, está desarrollando paneles
solares de alto rendimiento y bajo coste al
abrirse camino en la fabricación de celdas fotovoltaicas con silicio
microcristalino frente al silicio monocristalino, más costoso. Martín
Roscheisen, Director General de la empresa Nanosolar, señala en un artículo
para National Geographic que están
avanzando en la investigación de cédulas solares de capa fina, que podrían
fabricarse a partir de partículas semiconductoras que, aplicadas sobre un
material similar al papel de aluminio podrían crear una superficie
semiconductora.
Pese a la mala situación que
atraviesa el sector en España, la energía fotovoltaica no deja de mirar al
futuro. El pasado mes de febrero se celebró en Madrid la Feria Internacional de
la Energía y el Medio Ambiente GENERA 2013, donde se reúnen miles de
profesionales e importantes empresas del sector y presentar sus soluciones más
innovadoras. En esta ocasión, el foco de atención se ha centrado en el campo del autoconsumo instantáneo y el
balance neto, el cual cada vez toma peso en la industria fotovoltaica y se
presenta como un recurso que reduce la dependencia energética y las pérdidas en
la red, supone un ahorro energético y económico y es más sostenible y
beneficioso ambientalmente.
La
modalidad de autoconsumo de balance neto permite incrementar el tamaño de las
instalaciones de autoproducción y además de aprovechar del autoconsumo
instantáneo compatibiliza la curva de producción con la curva de demanda. Si la demanda es superior a la producción
se importará energía de la red, y cuando la demanda sea inferior a la
producción, se exportará energía a la red. La clave está en una regulación de
la valoración de estos excedentes energéticos y en el llamado horizonte de compensación
de dichos excedentes, de la cual depende el tamaño de la instalación y los
potenciales ahorros a conseguir. El sector se encuentra a día de hoy a la
espera de la aprobación del borrador del Real Decreto sobre el balance neto.
En
GENERA 2013, diversos profesionales afirmaban en numerosas ponencias técnicas,
que en España podía ser ya rentable el autoconsumo a precios de energía
mayorista (a precio de pool) y el pago de los excedentes de los que vierten a
la red, al mismo precio del mercado. Parece
claro para la mayoría de los expertos que España debe hacer el esfuerzo de
avanzar en el cambio de modelo energético, tanto por cumplir nuestros
compromisos medioambientales, como por asegurarnos un suministro energético que
hoy depende de otros países, con lo que esto conlleva para nuestra economía.
Frenar una industria desarrollada y con el grado de madurez alcanzado en las
energías renovables, puede salir muy caro en un futuro próximo.
Solo
cabe esperar que la crisis y la falta de interés
político no abandonen a su suerte lo que podría volver a ser uno de los grandes motores de nuestro
desarrollo y propiciarnos un futuro energético independiente y sostenible. Las
energías renovables necesitan ser
apoyadas de nuevo. Que vuelva a brillar el sol.
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