domingo, 9 de junio de 2013

El paraíso perdido del Mediterráneo

Fue sentada sobre uno de los embarcaderos construidos en el pequeño volcán que existe en mitad del Mar Menor, la isla de Perdiguera, mientras tomaba notas para un estudio sobre geomorfología litoral, cuando aprecié en su conjunto la belleza del entorno que me rodeaba y la presión ambiental a la que estaba sometido. Sobre el horizonte, se desdibujaban entre la calima de la tarde, los altos edificios que ocupan ahora el largo cordón litoral de arena de 22 kilómetros de largo. Lo que hoy configura el skyline de lo que parece una gran ciudad, podía ser una reserva natural de un ecosistema dunar.

Atardecer en la Manga del Mar Menor. Fotografía de Javier Abrego.
 Este cordón litoral, denominado “La Manga”, se fue formando a causa de los sedimentos transportados por la corriente marina predominante, dirigida hacia el sur, desde la desembocadura de los ríos, principalmente la del río Segura. La flecha de arena, en términos geomorfológicos, creció sustentada en los afloramientos volcánicos, apoyada en la plataforma del Cabo de Palos y al abrigo de la Isla Grosa. Estos factores la mantienen aislada de los fuertes temporales. Además su sedimentación se vio reforzada por las variaciones del nivel del mar.

Al final, el cierre del cordón litoral, dio lugar al Mar Menor: una inmensa laguna salada, la mayor de Europa, comunicada con el Mar Mediterráneo por medio de pequeños canales, denominados “golas”. Un ecosistema único en el mundo, con una gran diversidad de endemismos. Las especies se han tenido que adaptar a condiciones extremas, de alta salinidad y variabilidad de la temperatura del agua, de variaciones de hasta 20ºC a lo largo del año.

Otras zonas de gran valor tanto biológico como geológico y cultural forman la periferia del Mar Menor. Salinas, montes volcánicos, campos de cultivo, dunas, humedales, islas, ramblas, así como el medio sumergido, conforman un mosaico de paisajes singulares, en biodiversidad y contrastes. La riqueza paisajística y biológica le ha valido a este entorno el reconocimiento de sus valores ecológicos, prueba de ello las numerosas figuras de protección con las que cuenta a nivel internacional: Zona de Especial Protección para las Aves, Lugar de Importancia Comunitaria, Humedal RAMSAR nº 706, Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo y Zona de Especial Conservación, dentro de la red Natura 2000. A nivel regional también cuenta con la declaración de Paisaje Protegido y Área de Protección de Fauna Silvestre. La colindante Reserva Marina de Cabo de Palos e IslasHormigas, es de las más importantes del Mediterráneo y reúne todos los años a submarinistas de ámbito nacional e internacional.

Sin embargo, una gestión inadecuada de este territorio a lo largo de los años y la ignorancia sobre el manejo de los recursos naturales, unidos a la especulación y el lucro, se ha llevado por delante gran parte de los valores naturales y el equilibrio en el que se sostiene este ecosistema singular. Uno de los impactos más grandes a los que se ha visto sometido el Mar Menor, tuvo lugar en  1973 con la apertura de la “gola del Estacio”. En un principio este canal fue, natural, con un uso tradicional de la pesca, ya que era muy frecuentado por los pescadores de los pueblos del entorno. El canal se dragó y se ensanchó para facilitar el paso de los barcos entre los dos mares. Esta operación causó un desequilibrio grave en el hábitat, ya que afectó a dos de los componentes que diferencian a este ecosistema, por un lado la salinidad y por otro las temperaturas extremas, ya que se vieron suavizadas por el mayor caudal de la corriente mediterránea.

Otro de los fenómenos que más ha afectado a la calidad del agua, ha sido la persistencia en el tiempo, de los residuos de la actividad minera que se ha desarrollado durante años en la Sierra de Cartagena- La Unión. La concentración de metales, arrastrada por las ramblas que conectan esta sierra, con el Mar Menor, como la rambla del Beal, las Matildes, Ponce o Cascarrilla; está muy por encima de los niveles críticos marcados por la Ley de Contaminación de Suelos y supone un fuerte impacto para el equilibrio ecológico de la laguna.

Para intentar mitigar este problema, la Fundación Sierra Minera, junto con el programa Europeo LIFE-Medio Ambiente, pusieron en marcha en 2003 el Proyecto Jara: una iniciativa para la recuperación ambiental de la contaminación causada por las minas, que tuvo como acciones principales: la limpieza de las ramblas que vierten al Mar Menor, la descontaminación y reforestación de suelos afectados por la minería, así como la eliminación de balsas estériles y escombreras. Se estimó un plazo de ejecución del proyecto de 33 meses. A pesar de que existían numerosas acciones propuestas no se completaron todas. Por tanto, quedó de manifiesto que el plazo concebido en origen para la realización de los trabajos, era demasiado corto, y que el proyecto se orientaba en mayor medida a efectuar un lavado de cara a la zona, más con fines turísticos que para la verdadera recuperación del entorno.

Así, el turismo y el urbanismo mal gestionado, constituyen otro de los factores graves de impacto ambiental en el Mar Menor. En los años 60 y 70, apenas se entendía en nuestro país el concepto de turismo de naturaleza o turismo ecológico. Tampoco en la actualidad, nadie parece preocuparse, sobre todo, desde la parte correspondiente a las autoridades, lo que estaba destinado a ser uno de los entornos con mayor riqueza en biodiversidad y valor cultural del Mediterráneo, se ha convertido en una bomba especulativa, en la que la presión demográfica ha terminado por ahogar los recursos naturales, causando graves daños al ecosistema. Existen numerosos indicios que muestran que el sistema natural y marino está a punto de colapsar, puesto que se ha superado con creces la capacidad de carga de este territorio. La degradación del entorno comienza a ser tan alarmante que incluso puede hundir al propio sector que la propició: El turismo masivo de sol y playa.

El Mar Menor sufre ahora numerosos problemas que afectan a los veraneantes, como las medusas o los mosquitos de los campos de cultivo circundantes. Año tras año, los municipios gastan miles de euros en intentar proteger a los bañistas de la plaga de medusas a través de diversos sistemas como redes de arrastre o dispositivos a lo largo de las playas, pero aún no hay inversiones y propuestas serias para paliar el problema desde su origen.

Quizás sea oportuno recordarles a las autoridades, que la plaga de medusas está causada por la enorme cantidad de vertidos orgánicos y fitosanitarios que se generan debido a los contaminantes provenientes de la agricultura y a una depuración deficitaria así como por vertidos realizados sin control. La manera eficaz de luchar contra las medusas es establecer unas medidas serias e invertir en la prevención de la contaminación en el Mar Menor, identificando los puntos críticos como es la rambla del Albujón, que aporta más del 80 % del posible vertido. Además, puesto que las medusas se alimentan de estos vertidos, resulta obvio que en las mismas condiciones, sin la plaga de medusas los niveles de contaminación de la laguna se habrían disparado. Por tanto, se puede concluir que las medusas mantienen la calidad del agua en mejor estado.

Ahora que el Mar Menor se enfrenta a todos estos problemas se hace patente que las autoridades y administraciones competentes deben tomar la iniciativa de trabajar juntas para una mejor gestión del territorio, el cual necesita un Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) que sin embargo no termina de llegar. El PORN del Mar Menor lleva un retraso de 10 años, y en el pasado 2012, las administraciones anunciaron que no se aprobará y se realizará un Plan de Gestión. Numerosas asociaciones ecologistas y defensoras del medio natural han protestado en contra de esta determinación, la cual no pone límite a los intereses especulativos y no es capaz de restaurar ni de frenar la presión sobre el territorio. A finales del pasado mes de mayo de 2013, el Mar Menor ha vuelto a saltar a los medios  a través de la campaña “Juntos por el Mar Menor” que han emprendido ANSE y WWF-España, para hacer un llamamiento y concienciar a los sectores económicos, las administraciones y a los ciudadanos, de que es necesario conservar este entorno, sensibilizar sobre sus amenazas y promover soluciones para la recuperación.


No hacen falta más análisis ni otros diagnósticos que determinen la salud del Mar Menor. Está enfermo. Por ello es urgente que se tome muy en serio el cambio del modelo turístico, con restricción de los usos que causan mayor impacto, y un control de los vertidos. Otra de las claves reside en el cambio de modelo urbanístico y del tipo de turismo. Sería recomendable orientarlo hacia el turismo natural, aquel que promueve el disfrute de la naturaleza, que resalte como atractivo la belleza de los paisajes mediterráneos y que muestre las playas como ecosistemas vivos, en lugar de seguir el modelo de desarrollo urbanístico insostenible que lleva a un callejón sin salida, del cual ya son víctimas los propios turistas. Se hace por tanto necesaria, una red ecológica con entornos próximos al Mar Menor, como el Parque regional de Calbanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, con 17 hábitats prioritarios, tres figuras de protección internacional y playas vírgenes. Si no se pone remedio en la gestión de este territorio, el Mar Menor y su entorno se convertirán en un paraíso más del Mediterráneo, que perderemos para siempre.

En el siguiente vídeo, realizado por Prensanova, podemos ver imágenes de La Manga de Mar Menor, antes y durante su desarrollo urbanístico.




Opciones de futuro de la energía solar fotovoltaica

Desde hace algunos años, expertos e investigadores en el ámbito de la energía, están cada vez más de acuerdo en que los gobiernos deben tomar soluciones urgentes ante el importante descenso de la disponibilidad mundial de los recursos energéticos de los combustibles fósiles.

En este escenario, muchos países quieren situarse al frente de la carrera por nuevas energías que sean más respetuosas con el medio ambiente y que faciliten la anhelada independencia energética.

En España, la energía solar podría ser una de las más rentables de Europa, teniendo en cuenta la irradiación anual que recibe nuestro territorio. La energía fotovoltaica tuvo en nuestro país un despegue sin precedentes. En 2004, esta tecnología aún era inmadura y el desarrollo productivo era insuficiente para alcanzar los objetivos de potencia instalada, marcados por la UE y el Plan de Energías Renovables 2005-2010. La legislación cambió rápidamente para dar impulso al sector, se establecieron elevadas primas a la producción  y unas tarifas reguladas muy beneficiosas para los productores de esta energía. En pocos meses se superó el objetivo de potencia instalada fijado por la ley, de 400 MW  para el 2010, pasando de 144 MW instalados en 2006 a 1.600 MW instalados en 2007. Este gran incremento llevó a España a ser líder mundial en potencia fotovoltaica instalada.

Ante el espectacular crecimiento, el marco regulatorio estatal energético, el mismo que propició un intenso desarrollo del sector fotovoltaico en los últimos años, situando a nuestro país entre los primeros mercados mundiales en el 2008, ha sido revertido por el Gobierno en sus planes y medidas urgentes, comenzando a cambiar de manera más restrictiva para intentar controlar la evolución del sector. En el Real Decreto 1578/2008, de retribución de la energía solar fotovoltaica se reduce drásticamente las tarifas y se limita la potencia anual de las instalaciones. Desde el año 2008, numerosas leyes que afectan a las energías renovables, se  han ido sucediendo a rápida velocidad,  y limitando cada vez más el crecimiento del sector, dejando fuera de plazo el registro de instalaciones y creando una situación en la que éstas no pueden recuperar la rentabilidad ni ser competentes en las tarifas. A pesar de esto, cabe destacar que  otras energías no reflejan en tales tarifas, los costes medioambientales y sociales que suponen. El 27 de Enero de 2012 se aprueba el RD 1/2012, por el que se procede a la suspensión de los procedimientos de preasignación de retribución y a la supresión de los incentivos económicos para nuevas instalaciones de producción de energía eléctrica a partir de cogeneración, fuentes de energía renovables y residuos. 

La energía fotovoltaica es la que más está sufriendo los recortes a las renovables en España, dejando una situación verdaderamente dramática para miles de empresarios y de inversores que lanzaron sus proyectos al amparo de unas ayudas estatales y que ahora se ven imposibilitados incluso de hacer frente a los créditos con los que realizaron estas inversiones y que fueron asumidos en base a las tarifas de inicio,que fueron garantizadas por el gobierno. La desconfianza en la seguridad jurídica y la legislación en nuestro país han provocado además que muchos inversores extranjeros den un paso atrás en lanzar sus proyectos en nuestro territorio, algo que nuestra economía no puede permitirse.

Sin embargo pese a la situación en España, la energía fotovoltaica sigue creciendo a escala mundial. Según los últimos datos de la EPIA (Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica) son ya 100GW de potencia instalada a escala mundial, lo que equivale según dicha fuente, en el periodo de un año, a la energía eléctrica producida  por 16 centrales de carbón o 16 centrales nucleares de 1 GW y a un ahorro de unos 53 millones de toneladas de CO2.

La energía fotovoltaica está haciendo frente a sus principales problemas, por un lado, el coste de la fabricación tecnológica y por el otro, la búsqueda de sistemas de almacenamiento que permitan un aprovechamiento más rentable de dicha energía. Los costes económicos y medioambientales para obtener los paneles fotovoltaicos se han ido reduciendo gracias a  la llamada curva de aprendizaje en la implantación de esta tecnología, y a la inversión en I+D+i que están haciendo muchas empresas para obtener células fotovoltaicas con procesos de fabricación menos complejos y costosos y que requieran una cantidad mucho menos elevada de la materia prima.

En Europa se está desarrollando el Proyecto Kestcells, por el cual se pretende la creación de una red científica que trabaje sobre tecnologías fotovoltaicas avanzadas de película delgada, que cumplan con los requisitos de rentabilidad, eficiencia y sostenibilidad. Las investigaciones se centran en un nuevo mineral, la kesterita, formada por cobre y cinc, para la producción de las cédulas solares.

El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas en Argentina, está desarrollando paneles solares de alto rendimiento y bajo coste al abrirse camino en la fabricación de celdas fotovoltaicas con silicio microcristalino frente al silicio monocristalino, más costoso. Martín Roscheisen, Director General de la empresa Nanosolar, señala en un artículo para National Geographic que están avanzando en la investigación de cédulas solares de capa fina, que podrían fabricarse a partir de partículas semiconductoras que, aplicadas sobre un material similar al papel de aluminio podrían crear una superficie semiconductora.

Pese a la mala situación que atraviesa el sector en España, la energía fotovoltaica no deja de mirar al futuro. El pasado mes de febrero se celebró en Madrid la Feria Internacional de la Energía y el Medio Ambiente GENERA 2013, donde se reúnen miles de profesionales e importantes empresas del sector y presentar sus soluciones más innovadoras. En esta ocasión, el foco de atención se ha centrado en el campo del autoconsumo instantáneo y el balance neto, el cual cada vez toma peso en la industria fotovoltaica y se presenta como un recurso que reduce la dependencia energética y las pérdidas en la red, supone un ahorro energético y económico y es más sostenible y beneficioso ambientalmente.

La modalidad de autoconsumo de balance neto permite incrementar el tamaño de las instalaciones de autoproducción y además de aprovechar del autoconsumo instantáneo compatibiliza la curva de producción con la curva de demanda. Si la demanda es superior a la producción se importará energía de la red, y cuando la demanda sea inferior a la producción, se exportará energía a la red. La clave está en una regulación de la valoración de estos excedentes energéticos y en el llamado horizonte de compensación de dichos excedentes, de la cual depende el tamaño de la instalación y los potenciales ahorros a conseguir. El sector se encuentra a día de hoy a la espera de la aprobación del borrador del Real Decreto sobre el balance neto.

En GENERA 2013, diversos profesionales afirmaban en numerosas ponencias técnicas, que en España podía ser ya rentable el autoconsumo a precios de energía mayorista (a precio de pool) y el pago de los excedentes de los que vierten a la red, al mismo precio del mercado. Parece claro para la mayoría de los expertos que España debe hacer el esfuerzo de avanzar en el cambio de modelo energético, tanto por cumplir nuestros compromisos medioambientales, como por asegurarnos un suministro energético que hoy depende de otros países, con lo que esto conlleva para nuestra economía. Frenar una industria desarrollada y con el grado de madurez alcanzado en las energías renovables, puede salir muy caro en un futuro próximo.


Solo cabe esperar que la crisis y la falta de interés político no abandonen a su suerte lo que podría volver a ser  uno de los grandes motores de nuestro desarrollo y propiciarnos un futuro energético independiente y sostenible. Las energías renovables necesitan  ser apoyadas de nuevo. Que vuelva a brillar el sol.